Manejando el Estrés: Cuidados para el Cuidador
Más de 5 millones de estadounidenses tienen la enfermedad de Alzheimer. Este folleto está dirigido a todas las personas que cuidan de ellos, ya sean miembros de la familia o amigos o cuidadores de la comunidad. Por medio de este y otros recursos de nuestro programa de investigación sobre la enfermedad de Alzheimer, BrightFocus Foundation quiere educar e informar a los cuidadores con el fin de ayudarlo a mantenerse fuerte y confiado enfrentando esta enfermedad difícil.
El cuidado de las personas con la enfermedad de Alzheimer trae presiones inusuales y una carga enorme de responsabilidad. La tarea que realizan los cuidadores es extenuante tanto fisica como emocionalmente. A medida que la enfermedad avanza, los cuidadores deben adaptarse a cambios constantes tanto del paciente como de las habilidades que se necesitan para manejar las crecientes responsabilidades que se requieren para el cuidado.
A medida que pasa el tiempo, es necesaria una vigilancia continua y un monitoreo permanente. No es nada extraño que las personas cuidadoras de pacientes con la enfermedad de Alzheimer sufran altos niveles de tensión. La tensión severa durante un largo periodo puede tener consecuencias graves en el bienestar del cuidador. Si no se toman medidas para aliviar periódicamente estas presiones, los cuidadores enfrentan un riesgo extremo de agotamiento y pueden sufrir de problemas físicos y emocionales. Se sabe que la tensión prolongada contribuye a la depresión, sistema inmunológico debilitado, presión arterial alta, enfermedades cardíacas y otras manifestaciones negativas para la salud.
Las señales de advertencia sobre la tensión
Si sus esfuerzos como cuidador están superando su capacidad para sobrellevar bien su tarea y le están causando una tensión excesiva, usted puede experimentar:
Rechazo: mantener la creencia de que la enfermedad de la persona que recibe el cuidado no es grave o incluso de que no exista.
Ansiedad: preocupación excesiva por el futuro.
Depresión: sentirse sin esperanzas o impotente frente a la situación que se vive.
Irritabilidad: “estallar” por cosas pequeñas.
Enojo: sentir enojo en momentos inoportunos.
Falta de concentración: tener dificultad en enfocarse.
Aislamiento: sentirse alienado de otras personas y de las actividades que solían traer disfrute.
Problemas de sueño: tener dificultad para dormir o dormir demasiado.
Agotamiento: sensación de cansancio crónico.
Enfermedad: sufrir problemas de salud.
El primer paso: Reconocer lo que puede o no puede cambiar
La noticia de que un ser amado tiene la enfermedad de Alzheimer puede parecer abrumadora al comienzo. Sin embargo, la mayoría de los cuidadores consideran que mientras más aprenden sobre la enfermedad y los recursos que tienen a su disposición, pueden enfrentarla mejor. Una forma de controlar la tensión que involucra el cuidado diario, es aprender a reconocer las cosas que pueden cambiarse para mejorar, y aceptar las que no se pueden cambiar.
Muchos expertos ofrecen los siguientes consejos:
Aprender todo lo que se pueda sobre la enfermedad de Alzheimer para que usted sepa qué esperar y no perder tiempo innecesario y energía preocupándose por cosas que no puede cambiar. Usted también puede mantenerse al día con las últimas investigaciones relacionadas con la prevención futura y opciones de tratamiento. Para obtener más información, visite www.brightfocus.org/espanol.
Aceptar lo inevitable, vivir el momento, y dejar de lado las expectativas poco realistas. Lamentablemente, no debe esperar que alguien que tiene la enfermedad de Alzheimer “se mejore”, y esto puede ser especialmente difícil si usted está cuidando de él o ella. Sin embargo, la vida diaria puede mejorar con una buena atención y las habilidades de afrontamiento. Al hacer los arreglos frente a la pérdida progresiva de memoria de él y la creciente necesidad de ayuda, usted podrá concentrarse en encontrar maneras para enfrentar esta situación. No espere que una persona con la enfermedad de Alzheimer aprenda de nuevo la información que se ha perdido. Identificar las fuentes de ayuda. Una vez que ha aprendido lo que puede esperar de la enfermedad, busque fuentes de ayuda, tales como los servicios del gobierno local, estatal y federal; centros de cuidado diurno para adultos, y los servicios de cuidado intermitente—ayuda con el cuidado domiciliario—para usted. Haga una lista de estos recursos y guárdela en un lugar de fácil acceso. Consulte la lista de recursos al final de este folleto como punto de partida. Por favor recuerde que no será apropiado un solo servicio o plan a lo largo de todo el curso de la enfermedad. Recurra o únase a un grupo de apoyo y no tenga temor de pedir ayuda a su familia y amigos. (Consulte la sección “No trate de hacer todo sin ayuda”, página 6).
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